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ESTILOS

149: número funesto

149: número funesto

EL 149 debía ser un número funesto. Lo más seguro es que los lectores se pregunten por qué ese encarne con él.

Según una recopilación de datos del máster en ciencias Juan Miguel Díaz Díaz, especialista principal del Centro Meteorológico Provincial, y a partir de determinadas referencias bibliográficas sobre el tema, esa es la cifra de ciclones tropicales que han afectado a Pinar del Río desde el año 1900 hasta septiembre de 2008, de ellos 98 han clasificado como huracanes.

Para nadie es un secreto que estos fenómenos atmosféricos son los causantes de los desastres naturales más grandes que recoge la historia de Cuba y que los últimos años han sido prolíferos en la formación de estos organismos tropicales.

Los últimos, Gustav e Ike, todavía están muy frescos en nuestra memoria, por eso sería bueno meditar cómo el primero de ellos trajo consigo, aparte de destrozos, muchas estadísticas a analizar.

Con Gustav vino a la mente un hecho que desde 1946 –hace 62 años– no se había dado en la provincia y es que el territorio fue atravesado de sur a norte por un huracán de gran intensidad.

En ese año un organismo tropical que se desarrolló en el Golfo de Honduras penetró por el sur de Pinar del Río y salió por las inmediaciones de Santa Lucía.

Dos años antes, en 1944, otro huracán de gran intensidad, muy recordado por los pinareños por el desastre que dejó, surcó nuestro territorio de sur a norte, esta vez por los límites entre Pinar del Río y La Habana.

Gustav, además, alcanzó triste renombre por los registros dejados a su paso; la famosa racha de 340 km/h no había sido alcanzada nunca por ningún huracán de la cuenca del Atlántico.

Este organismo tropical se destacó por los fuertes vientos y porque provocó penetraciones del mar en la costa sur de los municipios de Los Palacios, San Cristóbal y Candelaria.

También implantó récord anuales en presión mínima en todas las estaciones de la provincia, en La Palma y Paso Real de San Diego, por ejemplo, la cifra fue de 953 hpa, en Pinar del Río de 968 hpa, en Santa Lucía 977 y en Bahía Honda de 976.

Mientras que lo más significativo de Ike fueron las intensas lluvias en varias localidades, asociadas a las bandas de alimentación que se mantuvieron durante aproximadamente 24 horas sobre nuestro territorio, debido a un lento movimiento del sistema al salir al Golfo de México.

En Isabel Rubio en 24 horas cayeron 230,9 mm de lluvia, en La Palma dejó un acumulado de 428,5, en Pinar del Río 297,9 y en Paso Real de San Diego 305,3; cifras superiores a los récord anteriores.

En cuanto a trayectoria, Gustav después de dañar violentamente a La Española produjo afectaciones a la región oriental de nuestro país, en Jamaica, Islas Caimán e Isla de la Juventud, hasta que penetró por el sur del municipio de Los Palacios, y su centro recorrió aproximadamente unos 76 kilómetros por tierra. Salió por la costa norte entre Viñales y La Palma.

Mientras Ike, que se formó en el lejano Atlántico, con una trayectoria próxima al oeste, y al que las altas presiones oceánicas llevaron a penetrar por la costa norte de Cuba y a salir por Camagüey y después a bordear toda el litoral sur del país, penetró otra vez por la frontera que delimita los municipios de San Cristóbal y Candelaria, para salir por Sanguily, en La Palma. Su centro recorrió cerca de 80 km por tierra.

Hablamos de la trayectoria para citar la curiosidad de la cercanía de los puntos de entrada (37 kilómetros) y de salida(12 kilómetros), tanto es así que alguien con el buen humor que caracteriza a casi todos los cubanos, comentaba al día siguiente del paso de Ike, que al parecer Gustav había dejado a su paso una autopista de fácil acceso y que su sucesor no había querido pasar trabajo.

Otro dato de interés es que ambos organismos tropicales afectaron a la provincia con sólo 10 días de diferencia, aunque este hecho se había producido con anterioridad en varias ocasiones desde 1900 hasta la fecha.

Tal suceso o parecido se dio en septiembre del año 1909 y 1901, pero también se repitió en 1915 y 1947.
En 1964 sólo 14 días transcurrieron entre el cruce de una tormenta tropical nombrada Hilda, sobre la costa sur del occidente pinareño, y el paso del huracán Isbell.

Además en el 2002 recibimos la afectación de Isidore y Lili por el extremo occidental de la provincia con sólo 11 días de diferencia.

Gustav e Ike nos han hecho, entre otras cosas, sacar cuentas y recoger un poco de historia de sus antecesores; comparar es una de las mejores formas que tenemos de aprender y de comprender qué magnitud tuvieron estos dos últimos “monstruos” naturales, que uno con vientos y el otro con lluvias, dejaron sus huellas nefastas por la provincia.

 

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