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ESTILOS

Polo no fue una moda

Polo no fue una moda

 
 
¿Quién era Polo Montañez? Los cubanos somos disertantes en cuanto se refiere a hablar de este artista pinareño, pero no por eso la vida de tan entrañable músico deja de ser un misterio delicioso, no sólo para la gente del patio -tan amante del son- sino también para oyentes y creadores del mundo, que quedaron maravillados con su poética y sonoridad.

Nos llegó de la nada, como esos regalos que nos mandan en días especiales, sólo que él constituyó un obsequio que dejó arte, y del bueno, a este pueblo de gran sensibilidad estética.

Polo no muere, lo recordamos en medio de sonrisas, de amigos, vestido siempre de humildad, como uno de esos personajes que no pueden pasar por la vida sin enseñar alguna cosa bella o dejar todo un arsenal de experiencias en las más tiernas décimas.

Así, con la estampa del guajiro natural que fue, imponente pero a la vez ingenuo; talentoso o ingenioso, incomprendido o amado, volvimos a un encuentro con él, pero esta vez diferente, en el último documental de producciones Villaverde, del realizador y guionista José Manuel Fernández Paulín y que lleva por título Canta otra vez.

Alguien tan excepcional como Fernando Borrego (Polo) ha suscitado no pocos comentarios, críticas, entrevistas y materiales por parte de los medios de comunicación masiva, incluso ha sido interés para el cine y la literatura; pero en esta ocasión un novedoso propósito se impone: demostrar, a través de criterios de personalidades de renombre en la música, la autenticidad artística de su obra. Una arista en la que se ha incursionado poco.

En el documental se recogen las opiniones de los doctores en música Jesús Gómez Cairo, Olavo Alén Rodríguez y María Teresa Linares, además se argumenta con expresiones del destacado locutor de radio Progreso Eduardo Rosillo, quien hace una inconsciente analogía al comparar a Montañez con el emblemático Benny Moré. Los homologa por lo humilde de sus orígenes, por la belleza de sus melodías, por el estado de ánimo y de admiración que siente el pueblo por ellos.

De cuánta excelencia musical, de qué ritmos tuvo influencias o no, de cómo alcanzó la sonoridad que lo distinguió y sobre el hecho de que fue una revelación y no una moda, disertan estas personalidades.

El documental hace mención y ratifica que la música del artista no es para nada un trabajo descuidado ni fruto de una moda. Como algo novedoso se ven opiniones muy firmes referentes a lo académico.

Alén Rodríguez sustenta la autenticidad a partir de la forma en que el público recibe la obra de Polo, además explica que hay un proceso migratorio asociado al son, que ocurre desde el oriente de Cuba y que toma dos direcciones, una llega hasta Pinar del Río y la otra al Caribe (Puerto Rico) y sus evoluciones.

De esta forma argumenta que tanto Polo como Marc Antony -con quien ejemplifica- utilizan melodías modernas sobre tradiciones muy antiguas que portan símbolos de la expresividad de músicas locales. "Estos manierismos tienen que ver con las melodías que ellos hacen, con las inflexiones durante el canto, los ritmos, y sobre todo en el manejo de las imágenes de lo cotidiano de su sociedad, lo que describen poéticamente".

El realizador de este audiovisual logró que María Teresa Linares expresara que el éxito de las composiciones de Polo estaba en su lenguaje, en el léxico, en el cúmulo de ideas a expresar, "son canciones muy bien hechas, con una argumentación muy buena y muy bien expresadas".

Mientras Gómez Cairo cataloga a Polo como un creador, como una revelación, "de talento, de genialidad, de un músico poeta, de gran arraigo popular y de mucha creatividad, capaz de decir cosas nuevas con formas tradicionales".

Argumentó el arte musical y literario de Polo, la profundidad de los mensajes de sus canciones y lo indiscutible del talento del artista, capaz de conmover a cualquier persona con sensibilidad y conocimiento sobre el tema, incluidos los académicos; además reconoció la universalidad de su obra, que logró impactar no sólo al público cubano.

El audiovisual, que comienza con un Alaba’ uzee Santísimo dicho en la voz de Polo, tiene además como virtud un excelente guión conducido hábilmente por José Manuel que hace comprender a cualquier tipo de público cada respuesta, aun cuando están expresadas en un lenguaje académico.

Sin ser excesivamente complejo nos enamora con una combinación de muy buen gusto entre entrevistas, fotografías, fragmentos de conciertos e intervenciones del Guajiro Natural que corroboran una magnífica edición a cargo de Alejandro Néstor Aguilar.

La música de este documental, que fue exhibido en el Museo Nacional de la Música y en la red de salas de video club juvenil de todo el país, fue concebida por Violeta Tejera y Marlon Guerra, con la ayuda de Elpidio Gómez como asesor musical, quienes de conjunto con el trabajo de cámara para nada despreciable, en las manos de Julio Franceda, hacen de este material todo un suceso cultural necesario en estos tiempos.

En la presentación realizada en la ciudad de Bayamo, el rey de la melodía oriental, Cándido Fabré, expresó a los participantes el agradecimiento de que una producción como esta reivindicara la obra musical del Guajiro Natural. No obstante acotó el músico: "Polo no necesita de un crítico para perdurar en el pueblo".

Sencillo, elegante, sincero y amigo de la justicia pudieran ser apellidos de Canta otra vez, que le llega como anillo al dedo a la historia testimonial de la música cubana.

Ponle corazón a lo que haces

Sólo el amor engendra la maravilla, reza una canción de Silvio Rodríguez y que si no se hace parte de nuestro andar en la vida, muy pocas cosas nos saldrán bien y por supuesto a ninguna de las acciones que hagamos le daremos su justo valor.
El apego por nuestro oficio u ocupación, más que una obligación, es una ventura. Es verdad que no todas las personas han aprovechado la oportunidad o han tenido las facilidades para escoger qué harán para ganarse con honradez su pan y el de su familia, pero una vez sentado el camino se hace necesario no un granito, sino un buen puñado de devoción por lo que uno hace.

El andar cotidiano nos hace encontrar muchos ejemplos positivos en este sentido, y eso nos reconforta; como es el caso de Heidy, una dependiente de la heladería Coppelia, quien con su cordialidad, el buen trato al usuario y su carácter diáfano hace que el cliente olvide algunas imperfecciones de orden material y se sienta a gusto con sus servicios.

Asimismo sucede con un dependiente de la tienda Panamericana de esta ciudad, Ferrito, le dicen. Ojalá cada vez que vayamos a comprar algún artículo o a necesitar de una asistencia o beneficios encontremos a personas, que como él, disfruten tanto con servir a sus clientes.

Será entonces cuando empiece a hacerse realidad la protección al consumidor, de la que tanto hablamos, y que a veces se queda en un panfleto o una tablilla con fotos de los responsables de esta actividad en cada unidad.

Apreciamos este amor por su oficio en muchas personas, como es el caso de Pedro Aragón, barrendero, que se gana que los vecinos del reparto Villamil donde él labora le hagan diplomas y lo reconozcan en las asambleas de rendición de cuenta del delegado. Este hombre realiza su tarea con mucha eficiencia.

El reverso de la moneda son aquellos que tienen desamor o falta de interés en sus puestos de trabajo, y las muestras fehacientes las vemos asociadas a todas las esferas de la sociedad; desde el maestro que le grita a sus alumnos oprobios o no cumple con el proceso de enseñanza, que por supuesto presupone el aprendizaje; hasta el médico que atiende -o desatiende- a su paciente , porque ni siquiera lo escucha cuando le refiere su dolencia.

La secretaria que siempre aduce que su jefe está reunido, el portero que se comporta como un déspota, el funcionario público que "pelotea" a la población, el abogado que no asume con responsabilidad su papel defensor, el estomatólogo chapucero, el periodista que no es fiel a la verdad...Miles pudieran ser los ejemplos, en realidad ninguna profesión está exenta de estos patrones negativos.

Asumir con esmero la tarea diaria es una cuestión de honor; pensar lo bien que nos sentiremos cuando la mayoría hagamos de nuestra labor un compromiso y mucho más, la realicemos con afición, es fortificante. Recordemos que José Martí dijo que la única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor, pues con este sentimiento debemos afrontar la parte creadora y útil de nuestra existencia.

¿Somos un patrón a seguir?

No hay nada más sano que sustentarnos y nutrir a nuestra familia con el fruto de lo que seamos capaces de hacer honradamente.
Lo anterior no es una simple frase moralista y mucho menos tiene el objetivo de caer en falsa retórica, sino reflexionar acerca del porqué casi siempre los representantes de las generaciones más veteranas de los hogares cubanos han tratado de sembrar en sus descendientes el amor por el trabajo.

La vorágine del mundo moderno, lo agitado de la vida y otros factores de índole económica, que repercuten en la sociedad cubana actual, aparentemente han ido cambiando los valores o patrones positivos predominantes en nuestro sistema, no obstante y para suerte de muchos las mutaciones son reversibles.

Hace un tiempo una investigadora nos comentaba su experiencia en un aula de la enseñanza Primaria. Al preguntarle a los niños acerca de los oficios de sus padres, todos, uno a uno, dijeron con orgullo a qué se dedicaban sus progenitores: constructor, médico, maestro, agricultor, barbero, bombero, policía, contador, bodeguero...

Sólo una menor quedó perpleja, bajó su cabecita y no supo qué decir; más tarde la profesional conoció por la maestra que el papá de la niña no tenía trabajo fijo, o lo que es lo mismo se dedicaba a "luchar la vida", a vender lo que le cayera o a otros inventos.

Por supuesto a la niña no le faltaba nada material, sus carencias no eran de orden económico; para nadie es un secreto que cualquier "búsqueda" o "negocio" ilegal da más prebendas que el salario que se percibe en un empleo.

Lo preocupante en este caso y en muchos que este ejemplo tipifica, no es que los menores carezcan de alimentos, incluso algunos hacen alarde en sus escuelas de regias meriendas, de zapatillas de marca y de ostentosas mochilas de rueditas.
Pero lo que sí constituye una alarma es el concepto que se forman esos pequeños de sus progenitores, a su edad inocente se hacen preguntas entre ellos, ¿por qué mi papá no trabaja al igual que los de mis amiguitos?
Muchos adultos para quienes el vínculo laboral no es el modo de ganarse la vida deberían ponerse a pensar si vale la pena el descrédito delante de su núcleo familiar y si mañana tal actitud no le "saldrá a la cara" en la educación de sus hijos.

Sencillamente la palabra trabajo lleva implícita el esfuerzo humano, pero también es el medio a través del cual las personas adquieren un reconocimiento social por el resultado de su labor. Lo que seamos capaces de lograr en nuestro quehacer contribuirá de hecho en el criterio que tendrán acerca de nosotros quienes nos rodean y creceremos además ante nuestros propios ojos; esto último muy importante si analizamos que cuando una persona se desliga de su función laboral social y comunitaria el ego tiende a viciarse y solo "engorda" a la par del bolsillo.

El trabajo no es una angustia, aunque etimológicamente el término haya derivado de una tortura de la antigua Roma, y por tanto hay que verlo como una forma de realización personal y colectiva, el único modo de aportar a la economía del país en el que vivimos.

Si en un niño el ejemplo de los progenitores es determinante, para los hijos en edad juvenil es primordial; no podemos inculcar amor por los estudios, por el futuro desempeño laboral y otras cualidades como disciplina, puntualidad y laboriosidad si no somos modelos a imitar; por tanto sería bueno preguntarnos ¿somos ese patrón inspirador para nuestros descendientes?

La ética, una llave especial

Desde la acera del frente un niño con cara afligida mira a otros cinco, mientras juegan dentro  de un enrejado portal, bien entretenidos e indiferentes a los ojos que los observan con tristeza y descontento.

Las relaciones sociales constituyen un factor determinante al cual muchos estudiosos dedican su tiempo e investigaciones, y que tan difícil se nos hacen a los humanos.

Todos quisiéramos criar a nuestros hijos y que pasen por el mundo sin ser unos incomprendidos, inaceptados o inadaptados, y para ello la tarea es bien ardua, porque el secreto para prepararlos requiere de muchos poquitos que a veces se nos van  de la mano.

Como un buen chef que sabe la medida exacta de cada condimento para que el plato quede especial y con un sabor único, así debe ser la educación a los hijos, nietos y  demás miembros de la  familia con el propósito de que estén aptos para vivir en sociedad.

Por supuesto que la convivencia ha llevado al ser humano a crear determinadas normas de estricto cumplimiento y que presuponen el respeto a uno mismo y a los demás y quien no se atenga a ellas se expone de hecho a ser un sujeto rechazado.

Que el niño tenga en el  mañana una  vida normal en su centro de estudio o de trabajo, en su cuadra o barrio depende en gran medida de lo que se siembre en el presente, de la confianza con que se críe, de la elevación de autoestima y de los sentimientos de amor y respeto hacia los  demás.

Compartir lo suyo y brindar sus juguetes para ser utilizados por otros, y que este acto lo asuma desde  el punto de vista de la camaradería y no desde una posición superior hará que ese infante sea mañana un posible médico o maestro dispuesto a brindar de una forma altruista sus conocimientos a un país hermano.

Rasgos que hoy nos parecen insignificantes y  cosas de niños, como el egoísmo y el egocentrismo se convierten en la juventud y en la adultez en limitaciones para la incorporación de un individuo a su grupo, y esto es fatal.

Por el contrario si educamos de forma tal que la persona se sienta inferior y culpable también le será difícil su acceso e integración al colectivo.

Desde la comunidad primitiva la relación con el otro constituía un elemento garantizador de la supervivencia; el mundo actual exige mucho más, porque le demanda al individuo el intercambio con personas de diferentes estratos sociales, oficios, caracteres y a veces idiosincrasia.

Toda sociedad no educa a los individuos de forma igual, hay algunas en los que el principal ingrediente para triunfar es el culto al ego, las influencias, el dinero y las ansias sin límites de poder.

En la nuestra los ejemplos diarios educan  desde otra perspectiva; los niños cada día repasan la historia de los héroes de la Patria y reciben información, viven,  lo que hace el país en bien de muchos otros pueblos.

Sin embargo se avizoran rasgos de perfil individualista en cualquier esfera, y no solo vienen de los más jóvenes. Cambios que el país se ha visto obligado a hacer desde el punto de vista económico han traído consigo diferencias entre los hogares y aunque el Estado trate de atenuarlas con medidas objetivas, no es suficiente.

Atajar las expresiones, incipientes o no, de individualismo, prepotencia, afán de grandeza en las nuevas generaciones es algo muy saludable en el fortalecimiento de las relaciones sociales en nuestro contexto.

No basta con que les expresemos ideas tan valiosas como que lo especial de las personas está en su interior y es invisible a los ojos, sino que tenemos que demostrar las tesis con ejemplos palpables en el seno familiar y algo que no debemos olvidar enseñarles la palabra ética, una llave capaz de abrir las puertas a las verdaderas amistades y relaciones.

 

 

Respeto a la antigua

Una anciana nos comentaba que el respeto se lo gana el hombre con su proceder en la vida, pero… ¿es esta afirmación del todo cierta?

Si lo miramos desde el punto de vista de la consideración obtenida por los actos que uno realiza y por la forma de pensar de cada individuo, puede que tenga razón la abuela.

Un hombre que va por los caminos de la vida con la premisa de respetar para que lo respeten, en la mayoría de los casos encontrará la  reciprocidad esperada.

Sin embargo no siempre una persona puede hacer gala de quién es, cómo piensa, qué hace, cuál es su forma de ver las cosas y otras cualidades, principios  y virtudes que caracterizan la personalidad de cada cual y que constituyen elementos imprescindibles para  demostrar su valía como ser humano.

No siempre nos encontramos a quienes optan por la consideración al prójimo.

Es en estas ocasiones  cuando el irrespeto se puede imponer por sí solo en muchas esferas de la vida y el individuo llega a preguntarse ¿esto es lo que merezco?

Sin importar edad, sexo, credo, lugar de nacimiento o raza, los hombres nacen con determinados derechos, y muchos de ellos, llevan de forma implícita el reconocimiento a los intereses y sentimientos de cada representante del género humano.

El respeto lleva en sí no solo la deferencia con cada persona, su aceptación como ser individual, sino la obligación de los integrantes de la sociedad de entender que los demás se merecen lo mejor y  para ello cada quien debe aportar su parte.

Bien aplicable es el viejo refrán: “no hagas a otro, lo que no te agrada a ti”.

De estas reflexiones se deduce  que todos tenemos derecho a que se  considere nuestra forma de pensar y  se nos trate de manera correcta en todos los aspectos.

No obstante estas valoraciones, nos podríamos preguntar dónde quedan palabras extraordinarias como aprecio, cortesía y tolerancia en muchos  casos en los que sobrevive la incomprensión, el egoísmo y el maltrato. ¿Acaso la palabra respeto existe siempre y cuando nadie nos afecte directamente?

Tan solo hace unos días fuimos testigos de cómo un cliente tuvo que pagar 15 pesos por un platillo -un poco más grande que el de los juegos de tazas para café-,  que rompió por accidente en la unidad gastronómica El Fruticuba de la ciudad pinareña.

La vergüenza de este compañero que delante de todos los demás usuarios tuvo que costear “tamaño delito” la hicimos nuestra, porque sencillamente el respeto a  la dignidad ajena es de vital importancia.

Se nos falta a lo que merecemos cuando no somos tratados de forma pundonorosa, con cuidado y distinción.

Una colega y otros lectores comentaban que en la ciudad pinareña se ha perdido algo muy grande: la reverencia.

Antiguamente se llegaba a un restaurante, teatro, tienda o cualquier establecimiento y se era recibido de forma respetuosa, no faltaba el saludo y el agradecimiento por preferir ese lugar. Ahora lo que predomina es el criterio de que el visita o escoge tiene que mostrarse gratificado porque haya personas que trabajen en ese sitio.

Hace tiempo este periódico se refirió a unos porteros de las tiendas Panamericana y la Mía, porque eran una excepción dentro de la regla. Saludaban a los visitantes de forma cortés y amable, y solo este hecho hacía que los clientes prefirieran esos mercados comerciales. Eso además de educación se llama profesionalidad.

Tal vez los trabajadores de los centros que brindan servicios a la población piensen que ellos también tienen derecho a ser respetados y llevan razón; solo debemos sacar una cuenta: no hay una esfera de la sociedad de la cual no necesitemos, aunque a veces servimos y otras nos sirven.

Esta es solo una arista social en la que debemos mejorar y que no equipara ni mucho menos lo que contiene semánticamente el término respeto; esta palabra va mucho más allá e implica comprensión, la valoración individual propia y sobre todo ponerse en el lugar del otro, del que está en la acera del frente, solo así podemos ser tolerantes y justos.

 

 

El eslabón clave

A todos nos preocupa el futuro, ese pasaje incierto, que nadie sabe a ciencia cierta qué nos depara, pero para el que sí podemos de un modo u otro sentar las bases, con el propósito de formar a hombres y mujeres que sean mejores desde todos los puntos de vistas.

Por tal motivo es inquietante en ocasiones escuchar faltas de respeto en jóvenes y en niños; pasar por las calles y oír a personas adultas repetir malas palabras y frases impropias incluso delante de mujeres que van de paso por el lugar. No es una actitud general, pero  lo antes descrito existe y más de lo que quisiéramos.

Los casos anteriores son solo hechos de indisciplina social.

El respeto a los congéneres, al otro sexo, el aprender a convivir de forma educada en la sociedad son temas que van muy vinculados con la educación en su sentido amplio; no deseamos de ningún modo ser partícipes de la formación de generaciones que vayan por el mundo sin dar crédito a las cosas más elementales que tienen que ver muy de cerca con lo axiológico.

La educación actúa dentro de la sociedad como un elemento puramente regulador de la conducta humana y tenemos que tener bien claro que si hoy no formamos un sistema de valores, a partir de aspectos fundamentales como la comunicación y socialización, mañana lo vamos a lamentar.

La escuela cubana tiene muy en cuenta las virtudes a formar en el hombre modelo al que se aspira, por ello es imprescindible insistir en varios factores que son fundamentales.

Lo primero y lo más elemental es el maestro. Lo centramos porque es el eslabón clave para lograr el carácter humanista que caracteriza a la pedagogía nuestra, así como en el resultado de la influencia social que debe ejercer la educación sobre el individuo.

Por eso es casi inadmisible que esa persona que se para delante de un aula no sea un verdadero ejemplo en todos los sentidos, recordemos a José de la Luz y Caballero, relevante pedagogo y pensador del siglo XIX, el primero que anunció las ciencias experimentales en nuestro país, cuando dijo: “Tengamos el magisterio y Cuba será nuestra.”

Luz y Caballero concebía al maestro como alguien puro y lleno de virtudes, y eso lo demostró en esa frase que tanto hemos  escuchado de niños; “Instruir puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo”.

Tal vez por este motivo nos sea incongruente el que un profesor se dirija a sus alumnos de forma descompuesta, incluso con carencia  de métodos educativos que no forman, sino lo contrario,  o que asistan a la escuela con ropas inadecuadas o con una apariencia personal reñida con la moral y la ética. Son los menos, pero un solo caso ya es preocupante.

Si queremos que nuestros discípulos sean ejemplos, primero tienen que serlo los maestros; es inadmisible exigir un corte adecuado de pelo, un correcto uso del uniforme, hablar correctamente y respetar a los demás,  si no somos modelos a imitar.

El ser creativos y la búsqueda de la forma adecuada para llegar de forma individual a cada estudiante deben ser características que acompañen al maestro en su tarea diaria. La pedagogía y las metodologías no  deben convertirse en asignaturas aprendidas con alfileres para aprobar un examen, sino en una constante que signe la actitud de los educadores.

Hasta para llamar la atención a un niño o a un joven hay que tener arte, no es el regaño por el regaño, primero hay que tener bien claro la individualidad a la que nos dirigimos, cómo lo hacemos y qué perseguimos, de lo contrario los resultados lejos de ayudar pueden perjudicar.

Tenemos que lograr que los  maestros tengan las “herramientas”necesarias y nos  referimos a métodos y procedimientos para encauzar los objetivos que se propongan, tanto desde le punto de vista instructivo como educativo.

De forma inteligente nos hemos nutrido en nuestro sistema educativo de todo lo bueno del pensamiento cubano del siglo XIX, las ideas de José Agustín Caballero, Varela, José Martí y de Luz y Caballero han estado presentes a la hora de diseñar el cómo lograr transmitir valores positivos a los estudiantes.

La modestia, la sencillez, constancia, el sentido del deber, la disciplina, ecuanimidad, ética, esfuerzo, humildad, la generosidad, libertad y la justicia, entre otros, son características que los niños y jóvenes debe tener en un patrón cercano, para que la cimentación sea fuerte y no endeble.

Nadie piense ni por un segundo que educar es cosa sencilla. Es en las aulas donde se cuece el destino de un país, de sus habitantes futuros, que en realidad son los que darán continuidad a la historia, los que labrarán sus propias vidas y los que determinarán si serán hombres  de bien o de mal, de ahí la  prioridad no solo a la enseñanza de conocimientos, sino la formación de valores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

Ser solidarios es mucho más

 

Los ejemplos positivos llenan este universo de patrones para imitar; el ensalzar lo bueno es una forma de estimularlo y a la vez de despertar conciencias dormidas o apáticas, y más cuando estos hechos son demostraciones de solidaridad entre los seres humanos.

Mucho hemos  hablado en este semanario de la importancia de que los choferes de la provincia tomen como un deber el parar en los puntos de recogida de pasajeros, siempre y cuando el vehículo que conduzcan tenga capacidad, según lo establece la resolución 435-02 del Ministerio del Transporte.

Incluso este periódico  ha publicado chapas de autos, cuyos conductores de forma reincidente dejan de cumplir con lo establecido por la ley. Áspera y pesada a veces se vuelve la labor de los inspectores de transporte, quienes no solo deben cobrar el pasaje, sino informar quienes incurren en violaciones.

Muchos conductores aprecian este deber como una obligación impuesta, sin embargo esta redactora en días pasados fue testigo de cómo un chofer se detuvo en la parada  de ómnibus del reparto Hermanos Cruz, un domingo por la mañana, sin la presencia de inspectores(amarillos), y con mucha educación invitó a un anciano y a una  mujer a subir al auto.

Al llegar al destino y recibir el agradecimiento de los viajeros recogidos, el conductor respondió que el gusto había sido de él por tener la compañía de ellos.

El chofer del carro en cuestión, un lada de color rojo, perteneciente a la Empresa Cárnica, cuya chapa si mal no recordamos era PSB 315, merece ser reconocido, lástima que en el apuro no se nos ocurrió averiguar su nombre; no obstante, de forma anónima vale el reconocimiento.

La actitud  de este hombre es una de las diferentes formas de solidaridad humana, un valor al que se le da mucha importancia en nuestra sociedad y por el que se distingue Cuba en el ámbito mundial.

Dar o compartir lo poco que tenemos, condolernos del que está a nuestro lado sin aquilatar cuánto nos quedará después  de la dádiva, son características que dejan boquiabiertos a los foráneos.

Ellos no pueden comprender cómo personas que tenemos tan poco desde el punto de vista material, poseemos un arsenal pródigo en lo espiritual, sobre todo en un universo marcado por el egoísmo y la desigualdad y en el que priman los antivalores como un estandarte.

La poetisa nicaragüense Gioconda Belli se refería a que la solidaridad es la ternura de los pueblos, frase muy elocuente si se tiene en cuenta las múltiples de manifestaciones de apoyo, ayuda y unión de Cuba con respecto a muchos países en el mundo, sobre todo cuando estos últimos han sido víctimas de algún infortunio.

En lo particular, preferimos la palabra solidaridad, antes de la caridad, esta última se ejerce desde arriba y contiene una dosis de superioridad, no inherente al primer léxico que incluye un respeto por las personas a las que servimos; esa es la cuestión.

Una persona decidida a ser solidaria con otra tiene entre sus principios el servir al bien común y eso habla muy bien de cualquiera que practique estos actos.

No debemos circunscribir este valor a la ayuda o los servicios que podamos prestar en un lugar intrincado de la Isla o en cualquier nación que lo necesite, sino tenemos que extender los gestos solidarios a todas las esferas de la vida, incluso a los más simples o sencillos.

No esperar porque al que le extendamos una mano sea el anciano, al niños, al enfermo, que de hecho lo necesitan, sino a cualquiera que esté a nuestro lado, a nuestro igual desde el punto de vista genérico o social. A ese compañero de trabajo, a esa persona que viaja con nosotros en la guagua, a esos que esperan durante tiempo en las paradas por un medio de transporte, o en nuestra propia oficina porque le firmemos un papel… eso y más significa ser solidario.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En defensa del más frágil

En defensa del más frágil

Algunos jubilados y acogidos a la Asistencia Social se enfrentan cada mes a la problemática de que se acabe el dinero en las unidades de correos y deban esperar por trámites demorados para cobrar sus chequeras

Por Ana María Sabat González / Fotos: Santiago Calero

Una llamada telefónica a este periódico nos puso en alerta. Nieves Enrique Gigato, un colega ya jubilado, nos informaba de que en la unidad de correos Pinar 3, en ocasiones los ancianos iban a cobrar y no había dinero para efectuar el pago.

“Incluso sé de casos de personas que vienen de la carretera a Luis Lazo y se tienen que pasar horas esperando”, nos comentaba.

Por ahí se inició este trabajo periodístico que nos corroboró que tal situación no sólo se daba en esa entidad.

Este equipo de reporteros realizó una visita al correo del reparto Hermanos Cruz. Allí conversamos con Félix Hernández, jefe de agencia, quien nos explicó que para pagarles a los compañeros acogidos a la Seguridad Social (jubilados) sólo pueden sacar en la primera extracción un porcentaje del monto total.

“Esta cantidad, nos explica María Montanet, quien funge como contadora, nos dura a veces un día y pico, después tenemos que llevar esos cupones al Órgano del Trabajo y conciliar para que nos asignen otro crédito, este trámite demora y por consiguiente hay un bache”.

De la cantidad total de dinero que se recibe en la unidad reparten a otros puntos que ellos atienden como el de La Conchita y el del Entronque de Ovas, y priorizan la existencia en las ventanillas, por tanto esto también limita la cifra que se destina para los carteros y gestores para el pago a domicilio de los jubilados.

“Antes yo cobraba el primer día que comenzaban a pagar, me lo traían a la casa, ahora no; si me urge tengo que ir al Correo o al Banco”. Este testimonio nos lo dio una anciana que radica en el “Hermanos Cruz”.

Mientras, en la parte de Asistencia Social, cuyos beneficiados pueden cobrar durante todo el mes, pero obligatoriamente en las unidades de Correos, estas últimas sólo pueden sacar un porcentaje de lo asignado, lo que hace que varios días en ese período no haya existencia de dinero para el pago a esas personas.

“Llega el asistenciado y no hay con qué pagarle, puesto que tenemos que esperar a tener los cupones del primer crédito, para poder hacer los trámites y volver a extraer, esto demora; y a eso le podemos sumar que en ocasiones las personas autorizadas para firmar los cheques en el Órgano del Trabajo no están”, explican.

Olga Lidia Mejías Pérez, es la administradora de Pinar 3, ubicada en la Alameda, y de su explicación dedujimos que en su entidad hay una situación similar.

PAGO SOBRE CICLO

En el “Hermanos Cruz” hay siete carteros y alrededor de ocho gestoras que se dedican a llevar el salario al domicilio de los jubilados.

Leonel del Llano Velázquez lleva 11 años en esta labor y al ser entrevistado nos dice “yo trabajo hasta el 10 de la carretera a Viñales, ahora tengo alrededor de 100 jubilados, antes atendía más, pero los tuve que dejar porque con 3 000 pesos que me permiten extraer ahora, sólo puedo pagar entre 14 ó 15 personas, después tengo que regresar y hacer liquidación.

“La mayoría de las veces cuando viro del primer viaje ya no hay dinero; un retirado te espera un día o dos, pero más no, antes sacaba la cantidad que iba a pagar en la jornada”.

También supimos que desde hacía años los carteros no recibían bicicletas para trabajar, ahora hace unos cuatro meses entraron algunas, pero siempre han tenido que agenciarse las piezas para su reparación.

“Llevo tiempo sin coger vacaciones, nos explica Leonel, porque no tengo quien me las cubra, somos pocos carteros, nadie quiere trabajar aquí, la causa no la sé, puede ser que no hay bicicletas suficientes, ¡vaya, ni siquiera uniformes nos han dado!”.

HOMBRES DE COMUNICACIÓN

En la Empresa de Correos Provincial conversamos con Mario Alain Miliáns Muñoz, subdirector económico territorial, y Noel Viñas Carrasco, director municipal, quienes nos plantearon que de forma general los problemas más críticos estaban en la asistencia social, sobre todo en Pinar del Río y San Luis, situación que se da hace unos meses.

Expusieron que del monto establecido para pagar Asistencia Social el Banco sólo asignaba un porcentaje determinado en la primera extracción, y eso obstaculiza el pago.

Juan Carlos Carrera, director provincial de Correos, manifestó que ellos interactúan en el pago a jubilados y asistenciados con el Ministerio del Trabajo, el Banco, Poder Popular y Finanzas, organismos que se reúnen de forma sistemática para analizar esta cuestión.

“Nosotros prestamos un servicio a clientes con determinadas características físicas y mentales, que no entienden porqué no hay dinero, ellos piensan que es Correos el responsable, y a veces se tornan agresivos con mis trabajadores.

“En todo este proceso hay varios organismos involucrados y cada cual debe seguir el ciclo hasta el resultado final, que es el pago en tiempo y forma a los asistenciados y jubilados, debemos analizar en conjunto qué eslabón se traba en el mecanismo”.

Se refirió a que ya entraron a la provincia un grupo de bicicletas y que deben llegar más, y la demora fue por el incumplimiento de una empresa de otra provincia, explicó que los uniformes para los trabajadores ya se van a repartir

CON TRABAJO

En la Dirección Provincial de Trabajo conversamos con Frank Emilio Olano Barrera, subdirector general, quien aseguró que ellos (Seguridad Social) entregan al Banco por adelantado el crédito de seis meses.

“Correos paga, liquida con el INASS y a partir de ahí se hace un nuevo reembolso”.

¿Y por qué si dicho así parece un mecanismo tan sencillo, la práctica demuestra lo contrario? Podríamos preguntarnos.
“Correos tiene que ser más ágil en liquidar –explica Frank Emilio– el mismo día que comience a pagar debe llevar cupones para que le emitan la nota de crédito e ir al Banco; tienen que venir diario cuántas veces sea necesario, el INASS siempre está abierto de lunes a viernes, de ocho de la mañana a cinco de la tarde”.

María Teresa Artigas, subdirectora de Asistencia Social, nos explicó que ellos pagan a partir de una cuenta única, que tiene que proveer Finanzas o las dependencias internas, se refiere al Poder Popular, a partir de un presupuesto que el Estado destina para ello.

“Se ha logrado que el día primero de cada mes el dinero esté en Correos, pero una vez que se acaba vuelven los trámites y en ese transcurso se pierde hasta una semana.

“En el Órgano del Trabajo hemos logrado que las firmas acreditadas para los cheques sean varias, porque los compañeros son dirigentes con diferentes responsabilidades y a veces no están”.

Nos informó que la Cuenta Única se rige por una resolución en la cual sólo se emiten cheques sobre lo gastado en la última quincena. Así era hasta ahora, pero explicó que este mes se expidió contra todo lo que la Asistencia Social va a pagar, y esto ayudará mucho a resolver el problema.

Francisco Gerardo Gómez Gómez, subdirector provincial de BANDEC, dijo a este semanario que sus entidades priorizan a los jubilados el primer día de pago en la sección de la mañana, como una forma de ayudar a esta causa.

Esclareció que Correos no cuenta con los mecanismos establecidos de protección para grandes sumas de dinero, motivo por el que no se le entrega el total de lo establecido para el pago a este sector poblacional.

Coincide en que si el mecanismo se aplicara correctamente, lo que se le asigna a las unidades de Correos no constituyen cifras reducidas.

CON LOS MÁS NECESITADOS

Nuestros jubilados y asistenciados son esa parte más endeble, más frágil de nuestra sociedad. Porción a la que el Estado socialista ha dedicado gran atención no sólo desde el punto de vista espiritual, sino material. Los aumentos de sus pensiones en los últimos años, así lo muestran.

SUS OPINIONES NOS LLEGAN:

Israel González: “Me ha sucedido que he venido con mi chequera de Asistencia Social y no he podido llevarme el dinero”.

Zoila Camaño: “Yo cobro por mi esposo y el mes pasado no pude, tuve que venir como a los dos días para poder recibir el salario”.

Dolores Maragoto: “ Soy jubilada y en una ocasión tuve que ir al Banco porque el correo de aquí del `Hermanos Cruz´ no tenía dinero”.

Osvaldo Corrales: “Casi todos los meses sucede lo mismo, el primer día todo bien, después no, creo que ustedes como prensa nos pueden ayudar en esto”.

Idelfonso García: “Vengo aquí casi todos los meses y he visto que a veces no hay dinero para pagarle a los jubilados y asistenciados, este problema lo he hablado hasta con el delegado del Poder Popular”.

Jesús Parada Martínez: “A mí sí me ha pasado que he venido al correo de la Alameda y me he tenido que ir sin resolver, también sé que a los carteros le dan muy poco dinero porque mi esposa se ha afectado con esto”.

Francisco Mezquía: “En ocasiones me han dicho, venga mañana, yo vivo en el tres y medio de la carretera a Luis Lazo”.


LAS CARTAS ESTÁN SOBRE LA MESA

Los hechos están expuestos. ¿El problema? Jubilados y asistenciados tienen irregularidades a la hora de cobrar sus chequeras.

Cada una de las entidades que participan en este proceso deben ponerse de acuerdo en sus reuniones sistemáticas, trabajar en conjunto, tomar medidas, analizar en qué momento está la traba, poner por encima de todo a ese segmento de la población y asumir la parte de responsabilidad que le corresponde a cada cual.

Horas antes del cierre del trabajo nos reunimos con el grupo de seguridad social de la provincia y supimos de su funcionamiento y de la necesidad de que sus homólogos en los municipios fortalezcan su labor, para dar soluciones de forma concreta en cada lugar.

Supimos del trabajo que desarrolla Correos, a pesar de la falta de cuadros, personal económico y de condiciones de seguridad de sus unidades.

Muchas medidas están en el tapete, todas dirigidas a perfeccionar un mecanismo que está hecho para que el resultado final sea el mejor –que haya dinero y se pueda pagar– y de hecho para incrementar el control sobre el dinero que llega a los centros de pago.

En todo esto pudimos apreciar que tiene que ver mucho el factor humano, las personas que están encargadas de determinada gestión laboral, por tanto lo subjetivo entra en la escena.

Los jubilados son esas personas que fueron y son útiles y que aportaron al país toda una vida laboral, mientras los asistenciados, que oscilan entre 15 796 núcleos y 30 641 beneficiados, merecen toda nuestra consideración.

Ancianos, huérfanos, viudas, limitados físicos y mentales conforman este sector al que nadie, ni con el pétalo de una rosa, debe perjudicar.

Paz entre nosotros

A veces creemos que ser violentos radica sólo en golpear o abusar de alguien y estamos muy, pero muy lejos de imaginar las formas solapadas en las que pueden metamorfosearse los actos de este tipo.

En lo particular, considero que las manifestaciones que van en contra de la integridad física, emocional y psíquica de un ser humano debieran de estar proscritas de la sociedad actual, que tan civilizada se torna a veces, y tan atrasada demuestra ser en no pocas ocasiones.

Prever la violencia en la sociedad debe comenzar desde la educación en el hogar, la primera y más importante para muchos conocedores del tema, y a la que después se vincula la escuela y la comunidad.

Es en la casa donde les enseñamos a nuestros niños el amor por los demás, las normas de urbanidad, de educación formal, la tolerancia, el comedimiento y el respeto por sus convivientes –si son varones– por el género femenino. Estas son tareas de los padres y tutores y no deben obviarse jamás.

Luego la escuela, sin dejar de trabajar con el factor hogar, puede y debe seguir sembrando valores que formen a los alumnos en lo más bello del hombre: su capacidad para amar a quienes lo rodean, de ser pacíficos, respetar los derechos y deberes de los demás y de emitir criterios, escuchar y ser escuchados.

No podemos pretender que luego nuestros hijos sean seres amantes de la paz si antes no han existido estos antecedentes que ellos puedan volcar en sus relaciones comunitarias posteriores.

Las frases martianas y la obra en general de nuestro Apóstol son arsenal que tienen maestros y padres para sembrar lo bueno y alejar reacciones tan adversas como el odio, la mezquindad y el abuso.

Decía Mahatma Gandhi, político y pensador indio: “La no violencia es la fuerza más poderosa que hay a disposición de la humanidad”, también refería: “La violencia es el miedo a los ideales de los demás”.

Martin Luther King opinaba: “La violencia crea más problemas que los que resuelve, y por tanto nunca conduce a la paz”.

Muchas frases pueden aplicarse al tema, sin embargo, la problemática sigue golpeando en la actualidad, el abuso del padre hacia el hijo, de esposo a esposa, de maestro a alumno, de violador a víctima sexual.

Pródigas son las manifestaciones y los victimarios; pero si en algo debemos coincidir es con la afirmación de Esquilo de que la violencia acostumbra a engendrar violencia; por tanto a la hora de enfrentar un acto de este tipo debemos trabajar con métodos científicos, que para eso existen estudios especializados acerca del tema.

La violencia es una polilla que corroe la esperanza de muchos seres en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS), según el Centro de Noticias de la ONU, publicó un informe en julio de 2007 sobre los avances para combatir la violencia interpersonal, que afirmaba que la falta de inversión en estudios científicos de evaluación a gran escala es el mayor impedimento para incrementar los esfuerzos de prevención, en particular en los países de bajos y medianos ingresos.

Aunque en menos escala en Cuba no podemos declararnos libres de actos violentos, demostraciones de ellos las apreciamos a nuestro alrededor y muchas veces ni siquiera somos conscientes de que constituyen violencia.

Las mujeres son las principales víctimas de un matrimonio complejo que funciona sólo a base de gritos, insultos, amenazas e improperios y a veces de intimidación o daños de la autoestima. Hablar de abuso físico son palabras mayores, todavía hay quienes en silencio sufren sin agotar las posibilidades que les dan las casas de la mujer y la familia, verdaderos centros de orientación y de ayuda.

Los niños pueden convertirse en otro talón de Aquiles, por tanto hay que insistir más en las orientaciones de cómo educar a los hijos sin tener que recurrir a los castigos corporales, para ello trabajan un grupo de organismos, la prensa y programas televisivos.

Las causas de la violencia pueden ser muchas, entre ellas el alcoholismo, la ignorancia, la impulsividad, la falta de comprensión, y la drogadicción, entre otras; y contra ellas debemos luchar todos los que tenemos en nuestras manos la posibilidad de influir y cambiar esas conductas proclives.

Cada miembro de la comunidad debe saber que la comunicación puede a veces, para no generalizar, convertirse en una “varita mágica” que evita la violencia en todos los sentidos, tenemos que interiorizar el respeto por el otro, aprender a superar los errores y a seguir adelante, sólo así enfrentaremos la vida de forma equilibrada y pacífica.

 

Comentar es ejercer el criterio propio

Poder ejercer nuestro criterio, hablar en primera persona, es una de las cosas que más me agrada del comentario,

por eso disfruto mucho, en lo particular, escoger un tema, y emitir lo que pienso, incluso aunque haya personas que

los lean y discrepen, eso me gusta  más; todos no tenemos que pensar igual acerca de algo y por tal motivo es

estimulante. Esta es la causa del por qué en mi blog predomina este género.

El eslabón clave

A todos nos preocupa el futuro, ese pasaje incierto, que nadie sabe a ciencia cierta qué nos depara, pero para el que sí podemos de un modo u otro sentar las bases, con el propósito de formar a hombres y mujeres que sean mejores desde todos los puntos de vistas.

Por tal motivo es inquietante en ocasiones escuchar faltas de respeto en jóvenes y en niños; pasar por las calles y oír a personas adultas repetir malas palabras y frases impropias incluso delante de mujeres que van de paso por el lugar. No es una actitud general, pero  lo antes descrito existe y más de lo que quisiéramos.

Los casos anteriores son solo hechos de indisciplina social.

El respeto a los congéneres, al otro sexo, el aprender a convivir de forma educada en la sociedad son temas que van muy vinculados con la educación en su sentido amplio; no deseamos de ningún modo ser partícipes de la formación de generaciones que vayan por el mundo sin dar crédito a las cosas más elementales que tienen que ver muy de cerca con lo axiológico.

La educación actúa dentro de la sociedad como un elemento puramente regulador de la conducta humana y tenemos que tener bien claro que si hoy no formamos un sistema de valores, a partir de aspectos fundamentales como la comunicación y socialización, mañana lo vamos a lamentar.

La escuela cubana tiene muy en cuenta las virtudes a formar en el hombre modelo al que se aspira, por ello es imprescindible insistir en varios factores que son fundamentales.

Lo primero y lo más elemental es el maestro. Lo centramos porque es el eslabón clave para lograr el carácter humanista que caracteriza a la pedagogía nuestra, así como en el resultado de la influencia social que debe ejercer la educación sobre el individuo.

Por eso es casi inadmisible que esa persona que se para delante de un aula no sea un verdadero ejemplo en todos los sentidos, recordemos a José de la Luz y Caballero, relevante pedagogo y pensador del siglo XIX, el primero que anunció las ciencias experimentales en nuestro país, cuando dijo: “Tengamos el magisterio y Cuba será nuestra.”

Luz y Caballero concebía al maestro como alguien puro y lleno de virtudes, y eso lo demostró en esa frase que tanto hemos  escuchado de niños; “Instruir puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo”.

Tal vez por este motivo nos sea incongruente el que un profesor se dirija a sus alumnos de forma descompuesta, incluso con carencia  de métodos educativos que no forman, sino lo contrario,  o que asistan a la escuela con ropas inadecuadas o con una apariencia personal reñida con la moral y la ética. Son los menos, pero un solo caso ya es preocupante.

Si queremos que nuestros discípulos sean ejemplos, primero tienen que serlo los maestros; es inadmisible exigir un corte adecuado de pelo, un correcto uso del uniforme, hablar correctamente, respetar a los demás,  si no somos modelos a imitar.

El ser creativos y la búsqueda de la forma adecuada para llegar de forma individual a cada estudiante deben ser características que acompañen al maestro en su tarea diaria. La pedagogía y las metodologías no  deben convertirse en asignaturas aprendidas con alfileres para aprobar un examen, sino en una constante que signe la actitud de los educadores.

Hasta para llamar la atención a un niño o a un joven hay que tener arte, no es el regaño por el regaño, primero hay que tener bien claro la individualidad a la que nos dirigimos, cómo lo hacemos y qué perseguimos, de lo contrario los resultados lejos de ayudar pueden perjudicar.

Tenemos que lograr que los  maestros tengan las “herramientas”necesarias y nos  referimos a métodos y procedimientos para encauzar los objetivos que se propongan, tanto desde le punto de vista instructivo como educativo.

De forma inteligente nos hemos nutrido en nuestro sistema educativo de todo lo bueno del pensamiento cubano del siglo XIX, las ideas de José Agustín Caballero, Varela, José Martí y de Luz y Caballero han estado presentes a la hora de diseñar el cómo lograr transmitir valores positivos a los estudiantes.

La modestia, la sencillez, constancia, el sentido del deber, la disciplina, ecuanimidad, ética, esfuerzo, humildad, la generosidad, libertad y la justicia, entre otros, son características que los niños y jóvenes debe tener en un patrón cercano, para que la cimentación sea fuerte y no endeble.

Nadie piense ni por un segundo que educar es cosa sencilla. Es en las aulas donde se cuece el destino de un país, de sus habitantes futuros, que en realidad son los que darán continuidad a la historia, los que labrarán sus propias vidas y los que determinarán si serán hombres  de bien o de mal, de ahí la  prioridad no solo a la enseñanza de conocimientos, sino la formación de valores.

 

 

 

 

Para que prime lo humano

Si Tin tiene, Tin vale, si Tin no tiene, ni Tin… dice un refrán que oí muchas veces a mis antecesores para referirse a lo que predominaba en un pasado, que ellos vivieron, y que la mayoría de los cubanos sólo conocemos por testimonios y por la historia.

Cuando hablaban del tema, contaban que si alguien de la familia enfermaba debían llevarlo a la Casa de Socorros, lugar para los pobres, y para obtener un puesto de trabajo había que presentar una carta de acreditación de algún personaje “importante” de la política o el Gobierno.

Otras muchas anécdotas no menos lúgubres podrían contarse para acreditar lo planteado, sólo basta preguntar a los más viejos de cada casa y aparecerán.

Una de las grandes conquistas de la Revolución, y que hemos logrado mantener durante 49 años, es la igualdad, y precisamente por ella es que me pronuncio en este comentario.

No por repetido deja de ser verdad que hoy los cubanos disfrutamos todos por igual de derechos tan elementales como la salud, la educación, la cultura y muchos otros más.

Si en algo se insiste es en elevar los niveles de conocimientos de todos basados en las ideas de Martí cuando escribió en el periódico Patria, hace más de 100 años, que “…no hay igualdad social posible sin igualdad de cultura”.

Siempre nos hemos caracterizado por dar una atención por igual a todos los niños cubanos y por sembrar en ellos principios en los que predominen el altruismo, la solidaridad, el compañerismo, la honradez, la integridad y otros tantos valores que nos dignifican.

Por ello, para varias generaciones de coterráneos las personas tienen valores por lo que sean capaces de sentir y hacer en su actuar diario, tanto desde el punto de vista profesional como humano y no por lo que tengan en lo material.

Traigo el tema a colación porque de forma incipiente hay un número pequeño de ciudadanos para quienes el refrán abridor de este comentario va cobrando vigencia, y lo más triste, a esas personas las encontramos en cualquier esfera.

Individuos que cuando llegamos a sus locales de trabajo para solicitar un servicio, primero nos miran de arriba abajo, con inspección perniciosa, y en un abrir y cerrar de ojos, hacen un análisis mental, con cifras y todo, de quiénes somos, cuánto devengamos y el alcance de nuestro bolsillo.

Para ellos no importa cuán necesitados estemos, qué sentimos, y cómo somos y mucho menos cuánto aportamos con nuestro trabajo a los demás, sólo les son elementales cuestiones triviales como el calzado, el vestuario y atuendos (prendas) que llevemos colgados.

A esta forma individualista de ver la vida, se une el amiguismo o sociolismo, elemento que puede convertirse en algo que opaca la imagen de un centro de trabajo o institución.

Por este concepto se llega hasta a romper normas de la ética de cualquier esfera o profesión porque se cae en privilegios y favoritismos.

Estamos todos a tiempo de luchar, desde nuestros puestos de trabajo, para erradicar de raíz estas lacras.

En la Constitución de la República de Cuba, en el capítulo VI sobre la igualdad, se establece que todos los ciudadanos gozan de los mismos derechos y están sujetos a iguales deberes, sin discriminación de ningún tipo, y eso hay que concretarlo.

La justicia por el prisma humano

¿Se llega a ser justo alguna vez? Es una interrogante que nos debemos hacer de cuando en cuando, aunque no sea para arreglar las cosas, sí para tener un medidor de nuestras acciones.

Todos en alguna ocasión hemos oído o visto a la justicia representada por una mujer con los ojos vendados, con una balanza en una mano y una espada en la otra.

Pero qué quiere decir a ciencias ciertas este símbolo, pregunta recurrente a partir de que se escogió una mujer y no a un hombre, cuando desde la antigüedad el sexo femenino ha sido el más vilipendiado y el más humillado desde el punto de vista social, humano y legal.

La figura ¿impasible? de una mujer, que puede ser Temis, Astrea, Diké o Iusticia porta una balanza que va a ser sinónimo de la equidad y la medida necesaria, mientras la venda que muchos traducen como alusión a la imparcialidad y a la necesidad de atenerse sólo a los hechos, otros la aprovechan para dar créditos a sus concepciones de que la justicia pasa por el prisma de los hombres y la ceguera puede o no favorecer a alguien, según a quien se juzgue y quien lo haga.

Pero lo cierto es que en el sentido amplio de la palabra la justicia está muy relacionada con la sociedad, la época y de lo que se entiende por el bien y el mal en determinado tiempo y espacio. Lo que antes era una falta o abominación, hoy puede ser un estilo o un modo de vida, lo que quiere decir que las cosas pueden cambiar de color, lo que sí se mantiene es el hecho de tratar de mantener la armonía entre los convivientes.

Sencillamente impartir justicia va más allá de dar o repartir algo a las personas, hay que saber decidir a quién le corresponde y por supuesto esto no siempre resulta, ¿la razón? Es bastante difícil coincidir con todos y cada uno de los criterios.

La historia contempla muchos ejemplos de personajes que se hicieron famosos por su sabiduría para impartir justicia, uno de los más populares es el rey israelí Salomón, conocido por su veredicto en el caso del hijo disputado por ambas madres, pero repito, ser justo no es tan sencillo y no basta con utilizar una treta para desentrañar la verdad.

A veces, desde que nacemos, tratamos de ir tasándolo todo, escudriñando… primero analizamos, luego emitimos criterios, ya en ese momento estamos impartiendo justicia o injusticia.

Desde el mismo instante en que somos capaces de valorar a alguien o un hecho aislado o colectivo nos hemos convertido en jueces, y a veces somos, por así decirlo, juez y parte.

Hay palabras primordiales como ética, equidad y honradez que son inherentes a todos los conceptos que de justicia puede haber, por tanto vale la pena valorar que para ser moderados es necesario deshacerse de criterios sujetos a la discriminación o la preferencia.

Los conceptos antes mencionados los vamos formando, de una u otra forma, en nuestros hijos, en la misma medida que aplicamos diferentes normas en su educación.

Los pequeños son capaces de diferenciar cuándo se les ha aplicado un castigo injusto, y eso nos demuestra que aprendemos a juzgar casi desde el mismo instante en que nacemos, por supuesto que ese hecho es uno de los aspectos que nos ha permitido perfeccionarnos como género.

Tratar de ejercer justicia ha sido y es uno de los principales retos de los humanos en las diferentes civilizaciones, lo que para unos es equitativo, para otros es desajustado, es como la famosa frase shakesperiana “to be or not to be: that is the question”. (“ser o no ser: esa es la cuestión”).

Una toma de decisión equivale a libertad para hacerlo, a responsabilidad con uno mismo y con el prójimo.

 

De lo que somos capaces

Quedarse sin nada, sin techo, sin ropas, zapatos; amanecer un día y ver que todo lo que poseías se lo llevó el viento, debe ser difícil.

Mirar a tu alrededor y apreciar cuánto ha cambiado el ambiente, que las matas de limón y mandarina del patio sólo son recuerdo, que toda o casi toda la arboleda yace inerte en el piso, debe ser difícil.

Enterarte por los medios de prensa que igual que tú hay miles de personas, que la ración de ciclones se duplicó y que ya los afectados no son sólo Pinar del Río y la Isla de la Juventud, sino muchas provincias del país y por tanto más los necesitados, debe ser difícil.

Pasan los días, y aunque ya tienes una facilidad temporal para vivir de forma provisional, saber que los productos del agro, los huevos y otros alimentos escasean, debe ser difícil.

Por estas situaciones, e incluso peores, han pasado muchos pinareños después de que la provincia fuera azotada por dos huracanes en menos de 10 días; sin embargo detrás del dolor por las pérdidas no ha habido pesimismo.
Por nuestro trabajo hemos viajado a disímiles lugares de los más dañados por Gustav e Ike en estos días, las historias son muchas; personas que han llorado la destrucción de sus viviendas, otras que detrás de las inundaciones de Ike sólo han recogido los restos de lo que un día fueron sus pertenencias, no obstante en sus rostros y en sus palabras siempre encontramos un hálito de esperanza.

La mayoría de la gente con la que conversamos mostró optimismo, y ese mismo estado de ánimo es el que ha caracterizado a la población en sentido general.

Lógico que siempre habrá algún “pájaro de mal agüero” que quiera exaltar lo malo, realzar lo imposible y que no quiera ver el lado bueno de las cosas que hace el Estado y el pueblo para recuperarnos.

Pero lo que predomina es el espíritu de luchar y sobre todo de trabajar, de seguir adelante como hasta ahora, cada cual buscando soluciones que amainen los problemas. No hay caos, no hay pánico, sólo mucha paciencia y confianza en que las dificultades tendrán una respuesta paulatina. Por eso el propósito de este trabajo es reconocer no a nadie en particular, sino a un todo, el pueblo pinareño, por su valor.

 

149: número funesto

149: número funesto

EL 149 debía ser un número funesto. Lo más seguro es que los lectores se pregunten por qué ese encarne con él.

Según una recopilación de datos del máster en ciencias Juan Miguel Díaz Díaz, especialista principal del Centro Meteorológico Provincial, y a partir de determinadas referencias bibliográficas sobre el tema, esa es la cifra de ciclones tropicales que han afectado a Pinar del Río desde el año 1900 hasta septiembre de 2008, de ellos 98 han clasificado como huracanes.

Para nadie es un secreto que estos fenómenos atmosféricos son los causantes de los desastres naturales más grandes que recoge la historia de Cuba y que los últimos años han sido prolíferos en la formación de estos organismos tropicales.

Los últimos, Gustav e Ike, todavía están muy frescos en nuestra memoria, por eso sería bueno meditar cómo el primero de ellos trajo consigo, aparte de destrozos, muchas estadísticas a analizar.

Con Gustav vino a la mente un hecho que desde 1946 –hace 62 años– no se había dado en la provincia y es que el territorio fue atravesado de sur a norte por un huracán de gran intensidad.

En ese año un organismo tropical que se desarrolló en el Golfo de Honduras penetró por el sur de Pinar del Río y salió por las inmediaciones de Santa Lucía.

Dos años antes, en 1944, otro huracán de gran intensidad, muy recordado por los pinareños por el desastre que dejó, surcó nuestro territorio de sur a norte, esta vez por los límites entre Pinar del Río y La Habana.

Gustav, además, alcanzó triste renombre por los registros dejados a su paso; la famosa racha de 340 km/h no había sido alcanzada nunca por ningún huracán de la cuenca del Atlántico.

Este organismo tropical se destacó por los fuertes vientos y porque provocó penetraciones del mar en la costa sur de los municipios de Los Palacios, San Cristóbal y Candelaria.

También implantó récord anuales en presión mínima en todas las estaciones de la provincia, en La Palma y Paso Real de San Diego, por ejemplo, la cifra fue de 953 hpa, en Pinar del Río de 968 hpa, en Santa Lucía 977 y en Bahía Honda de 976.

Mientras que lo más significativo de Ike fueron las intensas lluvias en varias localidades, asociadas a las bandas de alimentación que se mantuvieron durante aproximadamente 24 horas sobre nuestro territorio, debido a un lento movimiento del sistema al salir al Golfo de México.

En Isabel Rubio en 24 horas cayeron 230,9 mm de lluvia, en La Palma dejó un acumulado de 428,5, en Pinar del Río 297,9 y en Paso Real de San Diego 305,3; cifras superiores a los récord anteriores.

En cuanto a trayectoria, Gustav después de dañar violentamente a La Española produjo afectaciones a la región oriental de nuestro país, en Jamaica, Islas Caimán e Isla de la Juventud, hasta que penetró por el sur del municipio de Los Palacios, y su centro recorrió aproximadamente unos 76 kilómetros por tierra. Salió por la costa norte entre Viñales y La Palma.

Mientras Ike, que se formó en el lejano Atlántico, con una trayectoria próxima al oeste, y al que las altas presiones oceánicas llevaron a penetrar por la costa norte de Cuba y a salir por Camagüey y después a bordear toda el litoral sur del país, penetró otra vez por la frontera que delimita los municipios de San Cristóbal y Candelaria, para salir por Sanguily, en La Palma. Su centro recorrió cerca de 80 km por tierra.

Hablamos de la trayectoria para citar la curiosidad de la cercanía de los puntos de entrada (37 kilómetros) y de salida(12 kilómetros), tanto es así que alguien con el buen humor que caracteriza a casi todos los cubanos, comentaba al día siguiente del paso de Ike, que al parecer Gustav había dejado a su paso una autopista de fácil acceso y que su sucesor no había querido pasar trabajo.

Otro dato de interés es que ambos organismos tropicales afectaron a la provincia con sólo 10 días de diferencia, aunque este hecho se había producido con anterioridad en varias ocasiones desde 1900 hasta la fecha.

Tal suceso o parecido se dio en septiembre del año 1909 y 1901, pero también se repitió en 1915 y 1947.
En 1964 sólo 14 días transcurrieron entre el cruce de una tormenta tropical nombrada Hilda, sobre la costa sur del occidente pinareño, y el paso del huracán Isbell.

Además en el 2002 recibimos la afectación de Isidore y Lili por el extremo occidental de la provincia con sólo 11 días de diferencia.

Gustav e Ike nos han hecho, entre otras cosas, sacar cuentas y recoger un poco de historia de sus antecesores; comparar es una de las mejores formas que tenemos de aprender y de comprender qué magnitud tuvieron estos dos últimos “monstruos” naturales, que uno con vientos y el otro con lluvias, dejaron sus huellas nefastas por la provincia.

 

Verdades al revés devienen mentiras

Hola, hoy les traigo una muestra de la obra de mi hijo mayor, Carlos Alberto Suárez Sabat. Él se graduó este año en la escuela profesional de artes plásticas Carlos Hidalgo y estas piezas son parte de su trabajo de graduación.

El título: Verdades al revés devienen mentiras y en las obras el artista trata las contradicciones del individuo en la sociedad contemporánea. Espero les gusten.